Viernes tarde,
el deseo.
Llamada telefónica...
Tú, allí, al otro lado.
Experiencias entre los hilos.
¡ Más deseo del que puede llegar a fluir !
Viernes noche,
el fuego.
Dormido y tarde,
llegas,
bebes,
hablas,
ríes.
Nos vamos puerta arriba.
Copas y baile,
después.
Vagabundos,
entre vagabundos noctámbulos,
de sierpes cuerpos
se ensortijan y desmembran
y tiemblan y estremecen
entre alcohol y sexo.
Más tarde la penumbra,
en noche audaz,
despeja
una
vereda:
hacia la puerta,
para arriba;
hacia el coche,
por otros caminos;
hacia otras puertas,
por tu cama.
Allí donde el hueco
es fuego
y
es deseo.
Allí donde ya no queda viernes
ni vagabundos
ni alcohol;
sólo búsqueda
y
encuentro,
brotes de mil púas
de espuma
que se desvanecen
entre nuestros cuerpos.
(Barcelona, mucho tiempo ya)
viernes, 28 de noviembre de 2008
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