sábado, 9 de febrero de 2013

ACARICIÉ LA MEJILLA DE LA NOCHE


Dibujo rayos blancos
sobre fondo de piel negra.

Otras veces,
pellizco con puntas de metal.

Copas y más copas acompañan unos pasos
hacia las horas de la más madrugada.

Inquietante soledad y búsqueda,
de carne sin nombre.

En el recreo de la penumbra más oscura,
dentro de lo obsceno y lo sublime.

En el abandono, me abandono.
No se si entro o si salgo.

Fumo absorto en las estelas
de las luciérnagas callejeras.

Los vapores que emanan de las sombras
me dirigen a más brumas.

Me envuelve el abrazo
de la barra del último bar.

Entro de nuevo en contacto
con la trementina blanca.

Suficiente por esta vez,
las copas no se llenan más.

Acaricio la mejilla de la noche
y en su luna llena me pierdo.

Barcelona, 2 de febrero de 2013