viernes, 13 de febrero de 2009

EL DESTINO NO ELIGE AL COBARDE

Me disteis miedo un día
cuando lo incierto y lo oscuro prevalecía.

Adultos convencionales,
si quitar este valor osáis,
dar cuerda al color que observáis
dejando estampidos elementales.

A merced de la voluntad
os acaricia lentamente la maldad.

Como aullido seco, rabioso,
el grito suena en las bocas
que apacienta tranquila y toca
el interés sumiso o estrepitoso.

El destino no elige al cobarde.
Se hace quien su espada empuña y no arde.

(Barcelona, mucho tiempo ya)

AHORA QUE NO ESTÁS

Solo,
desviando el aura de felicidad
hacia el abismo
terrenal o infernal,
- tanto da -,
acariciado otra copa
y,
en la otra orilla
del humo de un cigarrillo,
se alejan las ideas
de mi estancia en este paraje.

Por todo ello pienso en ti,
que ahora no estás,
apoyado en la vigas de mis muslos.

Desnuda mi voluntad
entre unas horas
ha perecido el deseo
carnal o visceral,
- tanto da -,
topando con la noche
y,
en el declive del alba,
me abandona la ilusión
del recuerdo ausente.

Por todo ello pienso en ti,
que ahora no estás,
haciendo vibrar mis cuerdas.

Cuanto más grande mejor.
¡ Para qué mirar interiores !
Palidecen los granos en la espiga,
barro o tierra,
- tanto da -,
asociando conjuros
de sales, de cielos, de nada
y,
en las guirnaldas de mis pensamientos,
aparece la sombra trivial.

Por todo ello pienso en ti,
que ahora no estás,
adormeciendo mi canto y mi llanto.

Enjugando pasiones
junto al agua que canta,
aparece la calma
entre notas musicales,
fuego o llama,
- tanto da -,
coincide el vino con el agua
en aroma, color y rabia
y,
en las estrellas,
trementina de colores,
enciende mi ansia.

Por todo ello pienso en ti,
que ahora no estás,
aguardando de puntillas tu tardanza.

La suerte no respira en el umbral.
Despedía saludos a la hora más cruel,
día o noche,
- tanto da -,
cabriolando cascabeles
y,
en las esquinas suenan las voces
mientras pienso en ti
que ahora no estás.

(Barcelona, mucho tiempo ya)