viernes, 28 de noviembre de 2008

EL FUEGO Y EL DESEO

Viernes tarde,
el deseo.

Llamada telefónica...
Tú, allí, al otro lado.
Experiencias entre los hilos.

¡ Más deseo del que puede llegar a fluir !

Viernes noche,
el fuego.

Dormido y tarde,
llegas,
bebes,
hablas,
ríes.

Nos vamos puerta arriba.
Copas y baile,
después.

Vagabundos,
entre vagabundos noctámbulos,
de sierpes cuerpos
se ensortijan y desmembran
y tiemblan y estremecen
entre alcohol y sexo.

Más tarde la penumbra,
en noche audaz,
despeja
una
vereda:
hacia la puerta,
para arriba;
hacia el coche,
por otros caminos;
hacia otras puertas,
por tu cama.

Allí donde el hueco
es fuego
y
es deseo.

Allí donde ya no queda viernes
ni vagabundos
ni alcohol;
sólo búsqueda
y
encuentro,
brotes de mil púas
de espuma
que se desvanecen
entre nuestros cuerpos.

(Barcelona, mucho tiempo ya)

martes, 18 de noviembre de 2008

ACHTUNG

Me gusta cuando me avisas que te acercas.
Las distancias han dejado de ser distancias.
En tu aeropuerto se inicia el mío. En el mío, el tuyo.
Barcelona se ha convertido en tu casa.

Estás hecho de la misma sustancia que los sueños.
La rutina se te vuelve óxido.

Me gusta cuando me avisas que te alejas.
Queda la red. Donde siempre estás.
Las palabras escritas se unen a la imagen:
Un uomo. Libero. Forse.

Apareces y desapareces en forma de sonidos.
Eres calma en momentos de soledad.

Me gusta cuando te pienso.
No te he visto mejor en otra situación.
Puedo crear mi propia imagen de ti.
Eso es lo único que es verdaderamente mío.

En los momentos en que estás, no te veo.
Te conviertes, de pronto, en nostalgia.

(Barcelona, 14 de noviembre de 2008)

jueves, 13 de noviembre de 2008

POEMA EN "A"

Sobre mi cama maltrecha,
herido durmiente,
ahuyentas en este crepúsculo
ahogos,
abismos,
acosos.

Con la misma intensidad
con que agudizan los cortos de vista,
me adentro
a descubrir,
acaso,
en un abordaje
abusivo,
accesible,
tus acertijos.

Tu cuerpo adherido
se me antoja
aflicción,
agotamiento,
abdicación,
en una acendrada acogida
de aguijones.

La acidez de la adolescencia,
acantilado que te lleva
a acariciar
con calentura
y
astucia
la ardida arma
de la batalla,
abastece, airada,
mi agrio acento
acerca de
nuestra abigarrada aventura.

El momento vivo
de nuestro afortunado afán,
a veces agigantado,
parece quererse agotar
afónico,
afilado,
aéreo,
con aire de aceitunado adversario.

Sigues apoderado
en esa acariciada postura,
donde las amarguras,
a la vez,
son agresiones
agrias y dulces
de desesperadas
dudas y frustraciones.

(Barcelona, mucho tiempo ya)

martes, 11 de noviembre de 2008

CAFÉ DE LA ÓPERA 2

Bajo La Rambla,
acicalado,
con paso decidido
y controlado,
envuelto en los pensamientos
de un amante primario.

Hace más calor
en este agosto
del que pude llegar a imaginar.

Mis ropas,
limpias y planchadas,
comienzan a humedecerse
y a arrugarse
mientras espero sentado,
bebiendo una Voll Damm,
en la terraza del Café de la Ópera.

Normalmente no eres puntual.

Me estoy preguntando
qué he visto en ti.

La gente pasea
con el rumbo
que le marca
la ciudad a medianoche.
No hay elección:
Rambla arriba,
Rambla abajo.

Tengo mis dudas
sobre esa coquetería:
No puede ser que siempre llegues tarde.

La cerveza dura poco
cuando mi boca está seca y muda.

No hay aire en esta noche.

El Liceu
está justo enfrente:
¡ Qué imbécil es este país !

Me he quedado sin tabaco.
Me he quedado sin cerveza.
Me he quedado sin verte.

Ya es muy tarde.
Por esta vez
voy a salir
de esta situación.

El quiosco mantiene
todavía sus puertas abiertas.

Compro un paquete de Ducados.

Es entonces cuando
se abre un nuevo acto,
en esta obra,
y entras en escena:
Deprisa,
con mucho sudor,
tus brazos en jarra,
tus ojos buscando entre las mesas.

Estás frente a la terraza
mirando sin ver.

(Barcelona, mucho tiempo ya)

lunes, 10 de noviembre de 2008

CON VEHEMENCIA

Antes de enfrentarme,
obligando la discusión sin evasivas,
buscaré un sustituto
inocente de infidelidad.

Parece extravagante.

No voy a llorar de rabia.

No voy a agotarme de no dormir.

Quiero alcanzar en el silencio
la fortaleza del corazón
con vehemencia.

Quiero dejar de quitarme la vida
como quien se quita el miedo a la muerte.

He aprendido a observar
con la máscara social,
del doble juego,
que se puede ser
puro,
casto,
espiritual,
convirtiendo la virtud
en la más constante.

(Barcelona, mucho tiempo ya)

viernes, 7 de noviembre de 2008

EN SILENCIO

Siéntate.
Aquí.
Despacio.

No digas nada. No.
Ahora no.

Deja que los lirios broten.

No te tocaré.
Solo besaré tu acento.

Pon tus rosas en mi pecho.
En silencio.

Lo que teníamos que hacer
ya está hecho.

Que no se marchiten los sueños.

Pero ahora quieto.
Quédate un sólo instante.
Dormido.

Regálame este momento.
Tranquilo.

Luego te dejaré.

(Barcelona, 7 de noviembre de 2008)

miércoles, 5 de noviembre de 2008

FUE BUENO EL JUEVES. FUE UNA SORPRESA. FUE BUENA

Fue bueno el jueves.
Eras nostalgia,
óxido en la memoria.
Y, de repente,
te conviertes en rutina
- solo por un momento -
entre cervezas,
música
y penumbras.

Fue una sorpresa.
Apareces en, ésta, mi escena,
intemporal,
ahora que las cicatrices
son de otras guerras
y duelen en la razón,
sólo en la razón,
donde
las reconciliaciones residen.

Fue buena.
La conversación tatuó
crines al viento
en un galope amaestrado,
por el paseo del tiempo:
por el pasado,
por el futuro.

Fue bueno el jueves.
Fue una sorpresa.
Fue buena.

(Barcelona, 5 de noviembre de 2008)

martes, 4 de noviembre de 2008

EN TU CASA

Nos acostamos.
Nos abrazamos.
No dormimos.

Estábamos inquietos.

Nos levantamos.

Fue al lavabo.
Fui al balcón.
Encendí un cigarrillo.

Nos encontramos en la cocina.
Bebió leche.
Me ofreció.
Bebí agua.

Nos acostamos.
Nos abrazamos.
No dormimos.

Estábamos inquietos.

Hablamos.
Hablamos.
Hablamos.

Me levanté.
Se quedó.
Encendí la televisión.
La apagué.

Volví a la cama.

Nos abrazamos.
No dormimos.
Nos dimos la espalda.

Le pedí un abrazo.
Me abrazó.
Nos dormimos.

(Barcelona, mucho tiempo ya)

SOY ADJETIVO

De nuevo salgo a escena;
pero esta vez
me recuerdas
al ciego
y al niño;
a la gaviota existencialista
y a Segismundo.
A Lorca: Amor oscuro.
A Quevedo: Poderoso caballero.

Me acompañas
en el amor fundido
de la fundida literatura:
Confundido en esta escena
de patética luz
y
en mi merced fundido,
soy adjetivo
en un verso sin sentido,
epíteto o calificativo.

(Barcelona, mucho tiempo ya)

MAÑANA, SERÁ DE OTRO

Mañana,
será de los brazos de otro.
¿ Dónde irán mis versos,
entonces ?

Serán de otro sus besos.
Ahora agosto
es trementina.

Serán de otro sus noches.
En las mañanas como esta
lo quiero mío.

Serán de otro sus sueños.
En mis infinitas noches,
¿ Dónde pondré mis abrazos ?

Será de la risa de otro.
Miraré las estrellas
jactándome de sus recuerdos.

Será de las penumbras
y de los crepúsculos de otro.
Desde su balcón
no podré observar la ciudad.

Será, también, de los silencios de otro.
En las tardes de sol,
¿ Quién responderá sus preguntas ?

Mañana, será de otro.

(Barcelona, mucho tiempo ya)