Antes de enfrentarme,
obligando la discusión sin evasivas,
buscaré un sustituto
inocente de infidelidad.
Parece extravagante.
No voy a llorar de rabia.
No voy a agotarme de no dormir.
Quiero alcanzar en el silencio
la fortaleza del corazón
con vehemencia.
Quiero dejar de quitarme la vida
como quien se quita el miedo a la muerte.
He aprendido a observar
con la máscara social,
del doble juego,
que se puede ser
puro,
casto,
espiritual,
convirtiendo la virtud
en la más constante.
(Barcelona, mucho tiempo ya)
lunes, 10 de noviembre de 2008
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