Que el despertar, un piropo.
Que la belleza, sin cansancio.
Que el tiempo, sin grietas.
Que las estrellas, un tiritar.
Que un guiño, un pellizco.
Que la paz, sin perturbación.
Que un día y otro, de la mano.
Que tu sonrisa, nunca ajena.
Que los besos, miel.
Que el amor, manantial.
Que el te quiero-me quieres, madeja de Penélope.
Que la fuerza, compañía.
Que el viaje, Ulises.
Que la historia, interminable.
Que el volver, empezar.
Que el placer, epicúreo.
Barcelona, 17 de diciembre de 2009
jueves, 17 de diciembre de 2009
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