martes, 2 de diciembre de 2008

TOROS

Silencio en las voces
cuando sale a la plaza
el negro:
asalto,
fuerza,
rabia.

Tú estás cerca de mi
como ausente,
respirando tierra,
lidia,
sangre;
sintiendo la emoción
del capote
que roza
la muerte
enajenada.

Suenan clarines
sobre una sentencia
que abre las puertas
del crepúsculo de la fiesta,
y el toro,
lanceado,
banderillado,
deja su joven bravura.

Siento tus emociones
de expectación y de alegría
y tus suaves susurros.

El matador lo acecha,
lo acosa
con paso ritual,
capote en mano,
coqueteándolo.

Y más tarde,
espada en mano,
busca en acto desesperado
el clamor.

Me miras,
cuando la faena
está terminada,
y descubro
luces en tus ojos
que tiritan
antojos.

(Barcelona, mucho tiempo ya)

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