Hacia la madrugada,
¡ pero pronto !
que muero, vivo, muero.
Hazme el amor.
Me volverás a comer los pechos
y los muslos,
y detrás del cuello...
Y jugarás con mi cabeza,
erizo de púas endebles.
Y te meterás en mi cuerpo
desnudo de ataduras.
¡ El éxtasis !
Descanso y suburbio,
temblor desmedido,
dejará nuestra cama
pertrecha,
desganada,
revuelta
como mares sin hijos
que se enjuga,
blanca espuma,
en sueños deshechos.
Abrazados,
cárcel,
cueva
o monasterio.
(Barcelona, mucho tiempo ya)
sábado, 13 de diciembre de 2008
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