Como chacales
chalados
devoramos los crepúsculos
de charol
entre chascarrillos
y
chismes
que provienen
de la ciudad
chirriante.
A veces, también,
como chamacos
nos chuleamos,
nos chuflamos
de forma chuzona
dejando chorrear
la alegría
por tu cama,
por tu cocina,
por tu baño.
(Barcelona, mucho tiempo ya)
martes, 2 de diciembre de 2008
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