Sólo queda el olor
de tu ausencia
en la cama
de esta mañana.
Sólo el olor
de quien entra
y sale
y vuelve
y se va.
¿Dónde estás
cuando no estás?
Las sábanas,
hechizadas del sudor
de tu piel
despierta,
se vuelven frío
al abrigo de la
ventana abierta.
Vente y vete.
En la soledad
espero el
sortilegio
de volver a verte.
Verte en el
despido,
en el encuentro,
en el desconcierto
y en el acierto.
Barcelona, 5 de
enero de 2014
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