Entiendo que ya no existo en ti,
que me echaste allí, donde habita el olvido,
donde no hay nostalgia ni recuerdos,
donde no se pregunta, no se responde.
En cambio, te llevo clavado sobre mi pecho,
paseando tus manos por mi espalda,
mordiendo los pelos de mi barba,
mirando con ojos encandilados.
Has estado en mis expectativas
cada día de este último mes,
mes éste, entre julio y agosto,
en que te tuve en mis noches y despertares.
No hay marcha atrás,
pero no me puedes negar
ni uno de los besos,
ni una de las caricias que me regalaste.
Barcelona, 14 de agosto de 2010
sábado, 14 de agosto de 2010
sábado, 7 de agosto de 2010
FLECHA, DESPUÉS TRUENO
Eros clavó en mi pecho la flecha más dulce.
Tú, amigo mío, me sonreíste,
me cogiste de la mano y me hiciste viajar.
Thor, despiadado, te señaló con su trueno.
Alejándote durante la noche de un viernes,
te siento y te extraño.
Barcelona, 7 de agosto de 2010
Tú, amigo mío, me sonreíste,
me cogiste de la mano y me hiciste viajar.
Thor, despiadado, te señaló con su trueno.
Alejándote durante la noche de un viernes,
te siento y te extraño.
Barcelona, 7 de agosto de 2010
jueves, 5 de agosto de 2010
ÚLTIMO Y ÚNICO
Lo más jodido de todo
es que forma parte de mi vida
y aún no se lo he dicho.
Lo esperaba,
como quien espera lo último.
como quien suspira por lo único.
Él no sabe que tirito,
que me convierto en un amasijo
¿de ahora qué?, cuando marcha.
Aparece y desaparece en nostalgia
porque marcha, porque me quedo
tejiendo y descosiendo su regreso.
Barcelona, 5 de agosto de 2010
es que forma parte de mi vida
y aún no se lo he dicho.
Lo esperaba,
como quien espera lo último.
como quien suspira por lo único.
Él no sabe que tirito,
que me convierto en un amasijo
¿de ahora qué?, cuando marcha.
Aparece y desaparece en nostalgia
porque marcha, porque me quedo
tejiendo y descosiendo su regreso.
Barcelona, 5 de agosto de 2010
lunes, 2 de agosto de 2010
LLEGASTE
No eran buenos momentos para la lírica.
Salía de la misma forma que entraba.
El hastío, compañero en las últimas batallas.
Rectas, curvas o elípticas.
Te vi y te reconocí.
Vestías de drogas trasnochadas.
Me atreví, vistiendo tu mismo atuendo,
para invitarte a más.
Apareciste ante mi
porque tenía que ser así,
porque ya no había más, porque de donde venía,
tu no estabas y te esperaba.
Salía con el entusiasmo de verte llegar.
Despojado de inhibiciones.
Osado para el encuentro, para alargar la noche.
Tirando por la borda cualquier hemorragia.
Eres el que llegaba y se marchaba.
El que me decía: ¿nos vamos ya?
Eres la madrugada del 10 de julio
y eres esta noche, y esta otra, y la de más allá.
Barcelona, 2 de agosto de 2010
Salía de la misma forma que entraba.
El hastío, compañero en las últimas batallas.
Rectas, curvas o elípticas.
Te vi y te reconocí.
Vestías de drogas trasnochadas.
Me atreví, vistiendo tu mismo atuendo,
para invitarte a más.
Apareciste ante mi
porque tenía que ser así,
porque ya no había más, porque de donde venía,
tu no estabas y te esperaba.
Salía con el entusiasmo de verte llegar.
Despojado de inhibiciones.
Osado para el encuentro, para alargar la noche.
Tirando por la borda cualquier hemorragia.
Eres el que llegaba y se marchaba.
El que me decía: ¿nos vamos ya?
Eres la madrugada del 10 de julio
y eres esta noche, y esta otra, y la de más allá.
Barcelona, 2 de agosto de 2010
HE APRENDIDO DE TUS SILENCIOS
No tienes que hablarme con palabras
que yo he aprendido de tus silencios,
y de tu forma de ruborizarte,
en tus pausas y mis te quiero.
En las ausencias,
llévame contigo,
como sombra en el mismo camino,
pegadito a tus pasos.
No tienes que decirme nada
que yo ya se de tus risas lo que quiero oír.
Déjame cantarte
la hermosura del encuentro.
Recuéstate, a mi lado,
inmóvil, desnudo de ataduras,
que quiero llenarte de terciopelos
al abrazo de mis besos.
Ya lo digo yo por los dos,
convencido del sentimiento,
para que me devuelvas, vergonzosa,
una mirada despistada.
Barcelona, 2 de agosto de 2010
que yo he aprendido de tus silencios,
y de tu forma de ruborizarte,
en tus pausas y mis te quiero.
En las ausencias,
llévame contigo,
como sombra en el mismo camino,
pegadito a tus pasos.
No tienes que decirme nada
que yo ya se de tus risas lo que quiero oír.
Déjame cantarte
la hermosura del encuentro.
Recuéstate, a mi lado,
inmóvil, desnudo de ataduras,
que quiero llenarte de terciopelos
al abrazo de mis besos.
Ya lo digo yo por los dos,
convencido del sentimiento,
para que me devuelvas, vergonzosa,
una mirada despistada.
Barcelona, 2 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)