De Sócrates,
la ilustración de la impopularidad,
la defensa de la propia concepción del mundo,
la muerte digna.
De Epicuro,
la consolación por la falta de dinero,
el valor de la amistad,
la necesidad de libertad,
la capacidad de reflexión.
De Séneca,
el ejemplo ante la frustración,
la relación entre deseo y realidad.
De Montaigne,
el enfrentamiento ante la ineptitud
sexual, cultural, intelectual.
De Schopenhauer,
cómo enfrentarse al corazón partido.
De Nietzche,
qué hacer ante las dificultades.
Y de ti, ¿Qué?
Nunca te pedí nada.
Sí. Te pedí amor.
Barcelona, 4 de enero de 2010
lunes, 11 de enero de 2010
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