Dibujo rayos
blancos
sobre fondo de
piel negra.
Otras veces,
pellizco con
puntas de metal.
Copas y más copas
acompañan unos pasos
hacia las horas de
la más madrugada.
Inquietante
soledad y búsqueda,
de carne sin
nombre.
En el recreo de la
penumbra más oscura,
dentro de lo
obsceno y lo sublime.
En el abandono, me
abandono.
No se si entro o
si salgo.
Fumo absorto en
las estelas
de las luciérnagas
callejeras.
Los vapores que
emanan de las sombras
me dirigen a más
brumas.
Me envuelve el
abrazo
de la barra del
último bar.
Entro de nuevo en contacto
con la trementina
blanca.
Suficiente por
esta vez,
las copas no se llenan
más.
Acaricio la
mejilla de la noche
y en su luna llena
me pierdo.
Barcelona, 2 de
febrero de 2013
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