Allá, donde la nada
se llena de tu perfume
de tinta negra,
donde no existe el olvido,
donde preside el deseo.
Por el asfalto
te retengo:
tosco respirar,
inquietud de adolescente,
despojado de sábanas calientes.
En las lomas,
donde la soledad rural
me desnuda y me ocupa,
donde el viento se viste de viejo crepúsculo.
Allá, susurro tu nombre.
Barcelona, 25 de octubre de 2010
lunes, 25 de octubre de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)